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El virus de la ansiedad



Todos en algún momento o en varios momentos pasamos estos ratos de carga mental, de decisiones complejas, a veces más simples pero radicales, hay quienes como patología desarrollan ataques de ansiedad irracional. De cualquier manera, es difícil sobrellevar la ansiedad, sobre todo cuando comienza a causar falta de atención, bajón en el ánimo y en la voluntad, insomnio, cansancio físico y mental.


Pero siempre es importante tener en mente que el descanso debe ser parte de nuestra vida. ¿Te ha pasado que te vas a la cama con un problema, algo que te causa duda, algún concepto que no logras descifrar, te lográs dormir y en la mañana de inmediato tenés la solución, o encontraste un camino que no se te había ocurrido antes?... ese es el descanso y el ciclo del cuerpo y mente completándose para dar cabida a nuevas ideas.

No siempre es fácil tener la calma en estos momentos, pero ayuda increíblemente a tener claridad, darte un respiro (exhalar, soltar, incluso llorar), hacer algo que te gusta, dejar el teléfono un rato, programar un descanso absoluto, aunque sean 15 minutos de silencio y meditación, que nadie te diga que hacer, ponerte retos personales que te ayuden a una vida más intencional, por ejemplo: dejar las redes sociales unos días, bañarte con agua fría, dejar de comer comida chatarra, aprender algo que te guste, dejar de consumir azúcar, hacer ejercicio, escuchar la música que te gustaba en la adolescencia, en fin... cosas “pequeñas” que puedes controlar para sentir control de tu vida y aceptar lo que no puedes controlar. Un rato, unas horas, una cuarentena para DARTE CUENTA de lo que sí tienes, de lo que sucede a tu alrededor, de lo que sucede por dentro y agradecer por lo que eres, lo que tienes, lo que sabes.


La vida tiene mucho de DARSE CUENTA de lo que sucede al rededor pero aún más de lo que sucede por dentro; los sentimientos, emociones, pensamientos y razones que nos están consumiendo la paz, incluso en momentos de dolor o de falta de esperanza, darse cuenta de lo que sucede por dentro, te ayuda a entender y con el tiempo, a sanar. Es dejar que todo fluya, el secreto acá es no querer huir de ese momento duro, más bien asimilarlo, hacerte responsable y hacerlo tuyo. No es asumir la culpa de lo que sucede, pero sí aceptar que tienes una responsabilidad para afrontsrlo.

A veces lo que tenemos que resolver no es una difícil decisión, sino la razón por la cual esa decisión es difícil y es justamente darse cuenta de por qué pensamos cómo pensamos y sentimos lo que sentimos lo que nos ayuda a descifrarnos y descifrar las vicisitudes...

Respirar es un proceso tan natural e inconsciente, que damos por sentado el oxígeno, el aire y el magnífico, perfecto y preciso proceso interno que conlleva, que tan solo DARSE CUENTA que estamos respirando ya es una realización inefable, indescriptible y un sentido de traer la atención, el cuerpo y la mente a este momento presente...

La ansiedad es parte de este mundo corrido, y está bien sentirse ansioso, confundido, indeciso, triste, está bien a veces llorar, está bien no querer seguir con algo, está bien tener miedo de dar un paso importante, está bien dudar... Está bien aburrirse... Está bien, eres tú y está bien ser tú, pensar lo que piensas y sentir lo que sientes... Calma, en serio, está bien ser tú.

La ansiedad es normal (en la mayoría de las personas), es el padecimiento mental más común de los seres humanos y el 90% de las personas lo hemos experimentado en algún grado. Algunos le llaman estrés, para otros es cansancio, fatiga, migraña, llanto o miedo irracional. Sin duda, contemplar la cosas maravillosas del mundo, rodearte de la gente que quieres y te quiere, o hablar de las cosas que consideras importantes, te puede ayudar a entender que, a veces, nos preocupamos por cosas que no tienen mucho sentido o importancia. Por eso, date cuenta de lo que sentís y déjate sentir, viví el momento y sobre todo...

RESPIRA INTENCIONALMENTE.

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