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El virus de la ansiedad


No siempre es fácil mantener la calma y todos en algún momento hemos pasado malos ratos, de carga mental, de pérdidas, de decisiones complejas o a veces simples pero radicales, hay quienes como patología desarrollan ataques de ansiedad, pero todos parten de algún lugar. De cualquier manera, es difícil sobrellevar la ansiedad, sobre todo cuando comienza a causar falta de atención, bajón en el ánimo y en la voluntad, insomnio, cansancio físico y mental e incluso problemas de salud. No es fácil y menos cuando no sabés de dónde vino y qué hacer con el síntoma.


Últimamente el virus de la ansiedad anda suelto, este momento histórico está desatando síntomas físicos de vivir un mundo corrido, ansioso, rápido, donde la inmediatez es una demanda personal y colectiva, un mundo de fast food, fast fashion, fast music, fast books, queremos que todo más ágil, más rápido, como una costumbre implantada, lo que provoca evitar detenerse y por el contrario, atascarnos en tanto contenido, tanto conocimiento y una pérdida de consciencia de nuestras emociones y lo simple que es vivir, ser agradecidos y solo “estar aquí”.

Es importante tener en mente que la pausa y el descanso debe ser parte de nuestra vida. ¿Te ha pasado que te vas a la cama con un problema, algo que te causa duda, algún concepto que no lográs descifrar, te lográs dormir y por la mañana de inmediato tenés la solución, o encontraste un camino que no se te había ocurrido antes?... ese es el descanso y el ciclo del cuerpo y mente completándose para dar cabida a nuevas ideas, para sanarse a sí mismo.

No siempre es fácil tener calma en estos momentos, pero ayuda increíblemente a tener claridad, darte un respiro (exhalar, soltar, llorar), hacer algo que te gusta, dejar el teléfono un rato, programar un descanso absoluto, aunque sean 15 minutos de silencio y meditación, que nadie te diga que hacer, ponerte retos personales que te ayuden a una vida más intencional, por ejemplo: dejar las redes sociales unos días, bañarte con agua fría, dejar de comer comida chatarra, aprender algo que te guste, dejar de consumir azúcar añadida, hacer ejercicio, escuchar la música que te gustaba en la adolescencia, en fin... cosas “pequeñas” que sí podés controlar para sentir control de tu vida y aceptar lo que no puedes controlar. Un rato, unas horas, una cuarentena para DARTE CUENTA de lo que sí tenés, de lo que sucede a tu alrededor, de lo que sucede por dentro y agradecer por lo que sos, lo que tenés, lo que sabés.


La vida tiene mucho de DARSE CUENTA de lo que sucede al rededor pero aún más de lo que sucede por dentro; los sentimientos, emociones, pensamientos y razones que nos están consumiendo la paz, incluso en momentos de dolor o de falta de esperanza, darse cuenta de lo que sucede por dentro, te ayuda a entender y con el tiempo, a sanar. Es dejar que todo fluya, el secreto acá es no querer huir de ese momento duro, más bien asimilarlo, hacerte responsable y transitarlo. No es asumir la culpa de lo que sucede, pero sí aceptar que tenés una responsabilidad para afrontarlo.

A veces lo que tenemos que resolver no es una difícil decisión, sino la razón por la cual esa decisión es difícil y es justamente darse cuenta de por qué pensamos cómo pensamos y sentimos lo que sentimos lo que nos ayuda a descifrarnos y descifrar las vicisitudes...

Respirar es un proceso tan natural e inconsciente, que damos por sentado el oxígeno, el aire y el magnífico, perfecto y preciso proceso interno que conlleva, que tan solo DARSE CUENTA que estamos respirando ya es una realización inefable, indescriptible y un sentido de traer la atención, el cuerpo y la mente a este momento presente...


La ansiedad es parte de este mundo corrido, y está bien sentirse ansioso, confundido, indeciso, triste, está bien a veces llorar sin razón aparente, está bien no querer seguir con algo, está bien tener miedo de dar un paso importante, está bien dudar... Está bien aburrirse... Está bien, sos vos y está bien ser vos, pensar lo que pensás y sentir lo que sentís... Calma, en serio, está bien ser vos.

La ansiedad es normal (en la mayoría de las personas), es el padecimiento mental más común de los seres humanos y el 90% de las personas lo hemos experimentado en algún grado. Algunos le llaman estrés, para otros es cansancio, fatiga, migraña, llanto o miedo irracional. Sin duda, contemplar la cosas maravillosas del mundo, rodearte de la gente que quieres y te quiere, o hablar de las cosas que considerás importantes, te puede ayudar a entender que, a veces, nos preocupamos por cosas que no tienen la importancia que le damos. Por eso, date cuenta de lo que sentís y dejate sentir, viví el momento y sobre todo...


RESPIRÁ INTENCIONALMENTE.

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